CUANDO ALGUNOS INDIVIDUOS COMIENZAN A TRABAJAR CON otros en su desarrollo, muchas veces giran alrededor de sus debilidades más que en sus fortalezas.
Quizás sea por que es muy fácil ver los problemas de otros y los defectos. Pero si comienzas a concentrar tus energías en la corrección de las debilidades de las personas, las desmoralizarás y, sin advertirlo, sabotearás el proceso de desarrollo.
En lugar de concentrarse en las debilidades, préstale atención a las fortalezas de las personas. Agudiza las destrezas que ya existen. Elogia las cualidades positivas. Sácales los dones inherentes. Las debilidades pueden esperar, a menos que sean defectos de carácter.
Sólo después de desarrollar una afinidad fuerte con ellos y que empiecen a adquirir confianza debes ocuparte de las áreas débiles. Y luego trátalas gentilmente, una por una.